tag:blogger.com,1999:blog-65404871598271916632024-02-07T06:21:53.601-03:00Escribidor navarrensisNo nací en Macondo, ni en los Alpes Suizos, ni a orillas del Mar Caspio, ni en el Palacio de Versalles, ni siquiera en las afueras del Taj Mahal. Nací a cien kilómetros al oeste de la provincia de Buenos Aires, una tierra de humus fecundo, más fértil que las diosas Isis y Artemisa juntas.Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.comBlogger51125tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-19966802818776578692011-11-01T19:25:00.003-03:002011-11-01T19:26:17.245-03:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW3U7I_EPGB2-WbeytsgHHWGEU9NGEjAM8WthQKU49WjhQRlme0LKHLiBaTJevuBSm-qVhnu9ce-IE5PHn6RQ8yuQKP-6Zu9LaSiRsw_DliV2QRcjFrHmQCBcSBzxIbJWJhCVlG7y1lKUh/s1600/patona.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 145px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW3U7I_EPGB2-WbeytsgHHWGEU9NGEjAM8WthQKU49WjhQRlme0LKHLiBaTJevuBSm-qVhnu9ce-IE5PHn6RQ8yuQKP-6Zu9LaSiRsw_DliV2QRcjFrHmQCBcSBzxIbJWJhCVlG7y1lKUh/s200/patona.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5670157231719505810" /></a><br /><p class="MsoNormal"><b><u>La casa del espejo lateral izquierdo<o:p></o:p></u></b></p> <p class="MsoNormal">Soy una araña común. No tengo nada especial distinto de las miles de especies que me circundan en este mundo. Apéndice articulado, cuerpo segmentado, quitina, varios ojos y bla, bla, bla. Pero los otros días, no recuerdo cuándo exactamente, estaba sentada descansando sobre el espejo y me sentí distinta. Distinta del resto, agraciada, no común y en cierto grado satisfecha. Resulta que el espejo tampoco es común, ni lo es la abolladura que recibió. Por lo que le escuché al primer dueño, se trata de un espejo lateral del lado del conductor. Me gustó el nombre; lo asocié a la mirada lateral de los artrópodos y a los hilos conductores de la red que he tejido en varios lados. Desde ya les cuento que en ese momento la adopté como “mi casita”. Es pequeña, cuadrada y gris. Mi habitáculo está atrás del vidrio espejado. Hasta llegué a soñar que dejaron de llamarme “patona” para llamarme “la araña del espejo lateral izquierdo”.</p> <p class="MsoNormal">Fue después del accidente, que tomó el formato ideal. El espejo roto tomó la forma de mi tela. Muchos insectos confundidos se miraban en él y se veían reproducidos en varias imágenes. Se confundían y yo los atrapaba en el backstage. Recuerdo que el día del choque, el primer conductor gritó muy fuerte: ¡hijo de pupa! - o algo así; por lo que supuse que había chocado con el hijo de una larva o pupa de un gran insecto en sus estados ninfales. De lo que estoy segura es que se trataba de una pupa muy grande, dado el impacto. El primer conductor trató de acomodarlo, pero ya nada fue igual. Yo observaba que siempre que me miraba, ejecutaba una maniobra de cambio de carril o pasaba a otro bólido de cuatro ruedas. ¿Será porque me cuidaba, será que quería consultarme o será un indeciso? Sé que me quería, sino me hubiera desalojado. Le he escuchado decir algo sobre el punto ciego y la visión periférica. Me gustaría ayudarlo con mis muchos ojos, pero preferí esta relación afectiva a distancia. Sin embargo, me ha invadido una duda cartesiana. Pienso, luego araño y digo: tal vez no me mira a mí, quizá se mire a sí mismo. Quizá crea que reconocerse frente al espejo es una característica específicamente humana. Yo me reconocí frente a un espejo y las urracas también lo hacen y los cerdos y los elefantes. Cuando lo hice me impresionó la delgadez de mis ocho patas locomotoras, pero al verme me ayudó a anticipar el dominio de todo mi cuerpo unido. Pero eso ya es historia, el tema es que hace varios días que no lo veo. Desde que cambió el espejo roto por otro, no lo he visto. Por ahí se descubrió y huyó. Extraño su pañuelo limpiando las cenizas que se pegaban al vidrio. Ahora lo maneja otro humano, o quizá es otro dueño. Pero yo quiero al otro, éste otro no me gusta. Corre demasiado y entra mucho viento a mi casa. Debo remendar mi tela cada dos por tres o cambiar el diseño concéntrico por uno más desprolijo. Éste otro que conduce no me mira nunca, no limpia el espejo y apenas llega al pedal. Soy una araña común, no quiero trabajar de más. No quiero volver a los rincones altos de las casas. Hace varios días que no como nada. </p> <p class="MsoNormal">Tengan en cuenta que no estoy justificando lo que les voy a contar, pero de alguna manera me vi encerrada en mi propia tela. Lo estuve pensando por varias horas y llegué a tramar un plan para que vuelva el otro, el de los bigotes con anteojos. En definitiva tengo todo el derecho a cuidar de mis cocones, ellos tienen que ser libres y felices cuando se miren al espejo. </p> <p class="MsoNormal">Me levanté muy temprano, estiré mis patas y desayuné unas patitas frescas de mosca con costras de un mini cascarudo. Ya lo tenía todo pensado. Sentía mis quelíceros llenos de buena estructura química y lo esperé a la vuelta del espejo. Disfrutaba mucho al pensar de qué forma mi veneno se introduciría en su corriente sanguínea. Pero no llegó solo, estaba con un amigo con panza, muy parecido a mi pariente, la araña pollito. Reconozco que estaba muy nerviosa, dado que nunca había mordido a nadie. Ambos me miraron intimidatoriamente y el “pancita” dijo: ¡no te preocupes, es una arañita inofensiva!. Juro por los dioses arácnidos en los que creo, que jamás me había sentido tan insignificante. Me vi enredada y débil. Volví al espejo, me quedé mirando a mis cocones envueltos en sus texturas de algodón y me puse a escribir esta historia para ellos. Cuando nazcan no quiero que se miren al espejo, ni que sean comunes, ni siquiera lacanianas. No quiero que traicionen a su especie, porque “las arañas del espejo lateral izquierdo” no existen. Porque no son de izquierda, no tienen pensamientos laterales y los espejos se rompen y traen mala suerte. Entonces serán lo que deban ser, serán “arañas patonas” o no serán nada.</p> <p class="MsoNormal">Itzván Ramírez Aracno</p>Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-50297062381450377482011-06-22T15:17:00.015-03:002011-07-12T21:07:57.788-03:00El Regalo<div align="left"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn9ifVo5rHaYE-DnHKjK-UkwIO0PHLJN-l09vgVsgia6aKpkGwn8FCuLLA3Yy2_9N2_JOfw2TLzgH0nU4e7wb-TDiZK8EUH0ficxKgq3W4dEEeDllXvvYXjbOQ-MHpgjJ613uWgVFSpdi8/s1600/hghg.png"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 200px; FLOAT: left; HEIGHT: 167px; CURSOR: pointer" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5621112489929742962" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn9ifVo5rHaYE-DnHKjK-UkwIO0PHLJN-l09vgVsgia6aKpkGwn8FCuLLA3Yy2_9N2_JOfw2TLzgH0nU4e7wb-TDiZK8EUH0ficxKgq3W4dEEeDllXvvYXjbOQ-MHpgjJ613uWgVFSpdi8/s200/hghg.png" /></a><br /><br /><span style="font-family:Times New Roman;"><br /><br /><br /></span><br /><br /></div><br /><br /><br /><br /><br /><p style="TEXT-ALIGN: justify; MARGIN: 0cm 0cm 0pt" class="MsoNormal" align="left"><span lang="ES"><span style="COLOR: rgb(0,0,0)"></span></span></p><br /><br /><div align="justify"><span style="mso-fareast-language: ES-AR;font-family:'Arial', 'sans-serif';font-size:130%;color:black;" lang="ES" >Algo tenía que regalarle. ¿Pero qué, si tiene de todo? Generalmente resuelvo antes el objeto, busco una marca y lo acompaño con un buen moño. Estaba desorientado. Quería impacto, quería sobresalir, quería originalidad. Entré al complejo ámbito de escaparates y vidrieras. Un sombrero con frutas impresas en falso Dalí, me hizo estallar de risa. Era grosero y de un calificado mal gusto. El lugar era un hervidero de personas apuradas con bolsas, bolsitas y paquetitos. Los vendedores ofrecían con sus miradas los productos más caros. Con dos palabras sugerían un menor costo y con una muletilla las ofertas de la semana. Un hombre arrojaba cuchillos encendidos sobre una chica semidesnuda. Era la presentación de una Fragancia nueva: “Pasión de Fuego”. Chicas de rojo te rociaban con perfumes de flores secas del norte de Francia, aromas de ciruelas sin madurar y maderas estancadas de eucalipto rosado. Otras, derramaban cremas de frambuesa y aloe vera mexicano donde encontraban piel libre. Con las manos y mangas enchastradas de olor a mujer bonita, quedé incapacitado hasta para olfatear lo nauseabundo. Algo tenía que regalarle. Corrí hacia una de las tantas escaleras mecánicas. Desemboqué en una especie de tienda unisex, donde nadie te atiende y los espejos se ríen reflejando estrellas amatambradas. En ese momento pensé en la seguridad de la sobriedad por encima del miedo a lo novedoso de las formas. Una rampa mecánica me acercó a una gran exhibición de bufandas de lana virgen, cinturones de piel de potro y <i style="mso-bidi-font-style: normal">bijouterie</i> de cerámica rota a propósito. Todo era horrible, pero la idea de un objeto raro y auténtico podría ser la solución. Bajé al tercer subsuelo. La vanguardia o creativos jóvenes que diseñan para la ciencia ficción, ofrecían anillos de enfurecidos alambres plateados, collares de almejas con incrustaciones de semillas de sandías, binchas de plástico rojo quemado a la plancha y un zapato verde con hormigas coloradas. Era jugar con fuego. Giré mi cráneo y deposité mi vista en unos vidrios que envolvían relojes suizos. Pregunté el precio y para comprar sólo el minutero, tenía que depositar mi cráneo. Ante la mirada despreciativa del vendedor, me enfrenté de lleno a un <i style="mso-bidi-font-style: normal">store</i> de regalería hindú. Tal vez un objeto que pasaba desapercibido para el resto, despertaría en mí una leve satisfacción de compra. Pero no, todo estaba atestado de formatos sin resolver, colores chillones y baratijas discontinuas. Empecé a dudar de mi buen gusto, de mi estilo y de la belleza misma. Pero algo tenía que regalarle.</span><span style="font-size:130%;"><span style="font-family:'Arial', 'sans-serif';"><br /></span><span style="mso-fareast-language: ES-AR;font-family:'Arial', 'sans-serif';color:black;" lang="ES" >La moda efímera ganaba terreno. Me resistía a una prenda agujereada con arte o a la arruga <i style="mso-bidi-font-style: normal">fashion</i>. A una pulsera machucada a martillazos o a una cartera de pelo de liebre en cautiverio teñida de violeta. Debía sobreponerme, recorrí varias veces los distintos locales. Los espacios pequeños, las grandes marcas. De pronto, en un lugar central del Complejo Comercial, había un cartel sobresaliente que decía: “Aquí lo ayudamos a decidir su regalo”. Salté por encima de la cola de indecisos y supliqué ayuda. Y entonces dije: “<i style="mso-bidi-font-style: normal">Se trata de una mujer tan especial como una venus peregrina en el Museo de Bellas Artes. Ella es la tersura de los trazos de El Greco. Su mirada penetra en los rincones del alma y me envuelve; su sonrisa me transforma en ciervo y su espalda profunda me ciega de ira, mientras un néctar interno me envenena el alma. Su amor me perturba, me recorre hiriente. Las palabras que expresa, desatan en mí un profundo malhumor. Necesito que su sangre escape como rosa madura y que la geografía de su cuerpo de desvanezca brevemente en laberintos de agua. Necesito una cuchilla de acero que la atraviese al centro, que mis manos la envuelvan en papel de seda con unos moños</i></span><span lang="ES" style="font-family:'Arial', 'sans-serif';"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal"><span style="mso-fareast-language: ES-AR;font-family:'Arial', 'sans-serif';color:black;" lang="ES" >rojos atados por el viento”. </span></i></span><span style="font-size:130%;"><span style="mso-fareast-language: ES-AR;font-family:'Arial', 'sans-serif';color:black;" lang="ES" >He resuelto matarla, así puedo olvidarme del regalo para siempre.</span><span lang="ES" style="font-family:'Arial', 'sans-serif';"> </span><span style="mso-fareast-language: ES-AR;font-family:'Arial', 'sans-serif';color:black;" lang="ES" ><?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="mso-fareast-language: ES-AR;font-family:'Arial', 'sans-serif';color:black;" lang="ES" ><span style="font-size:130%;">Iván Ramírez de la Cuchilla<o:p></o:p></span></span></div><br /><br /><br /><br /><br /><div align="left"><br /><br /></div><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><p style="TEXT-ALIGN: justify; MARGIN: 0cm 0cm 0pt" class="MsoNormal" align="justify"><span lang="ES"><span style="COLOR: rgb(0,0,0)"><o:p></o:p></span></span></p><span style="font-family:Times New Roman;"><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><div align="justify"><br /><br /></div></span>Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-85954830336985200372011-06-21T20:07:00.004-03:002011-06-21T20:26:04.855-03:00Yo Cascaruda<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPCYRNHwiMO-6cOTfR1ZBxy_WLrnvH84gfg7TRNvMni4ulKyz3SnxpHqdySat3nmXiKwedQ-YUsxqVKjSBGBRG-JJha3U_gPI6-BJCIF9oib5NAcT5vYMkiltrI8UUPCpM56LTRdUzaM2I/s1600/20080702094603-cucaracha.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img style="text-align: justify;float: left; margin-top: 0px; margin-right: 10px; margin-bottom: 10px; margin-left: 0px; cursor: pointer; width: 173px; height: 200px; " src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPCYRNHwiMO-6cOTfR1ZBxy_WLrnvH84gfg7TRNvMni4ulKyz3SnxpHqdySat3nmXiKwedQ-YUsxqVKjSBGBRG-JJha3U_gPI6-BJCIF9oib5NAcT5vYMkiltrI8UUPCpM56LTRdUzaM2I/s200/20080702094603-cucaracha.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5620814524944769538" /></a><br />Yo cascaruda<br /><div style="text-align: justify;">Era tan grande la cucaracha, que la confundí con el mousse de la PC. Grité, me escondí y salté por todo el departamento. Tenía media tintura en mi cabeza y los guantes todos manchados. Maldije al que la dejó entrar al noveno. Me fue imposible pegarle con la ojota; no soporto ese crujido inmundo de su masa esquelética. Era marrón oscuro, casi del mismo color del piso de madera sin laquear. Caminó despacio hasta que tomó cierta velocidad y de pronto apareció en el baño. La mitad de mi pelo seguía sin teñirse y yo no sabía si llamar a los bomberos o al encargado. Era enorme con las alas desplegadas. De pronto encontré la solución: un insecticida de mosquitos; por lo que supuse que al menos la atontaría. La corrí por el baño, la cocina, la pared y la puerta del placard. Se escabulló, pasó por debajo del piano y se detuvo al lado del florero de cristal que me regaló un millonario el año pasado. Por fin el asqueroso insecto estaba atrapado y medio muerto. Sin embargo se sacudió las alas, como sacándose el polvo del veneno y se acurrucó en el rincón. Le volqué todo tipo de epítetos y me fui al baño para ponerme la otra mitad del Kolesston 2000, castaño oscuro. En ese momento sonó mi celular: era mi novio de Nordelta, que me llamaba para decirme que pasaba en media hora. Solo le dije OK, mientras ella me relojeaba con sus movedizas antenas filiformes. Corté y fui al baño a colocarme la tintura en el lado izquierdo. Las pequeñas patas largas, aplanadas y espinosas se posaron sobre el lavabo. La muy repulsiva me quería volver loca. Y grité como una loca mientras le tiraba con un vaso de vidrio estilo inglés, regalo de mi novio el millonario de Lisboa. Me sentía observada, como pasada por un escáner. Le pegué al espejo y todo se transformó en vidrios rotos. A ésta altura, el olor del insecticida y los pelos duros me estaban matando. Creí que enloquecía y en ese momento sonó el portero: Era un ex candidato millonario que pasaba para saludarme. Le dije que estaba reunida con el decorador de interiores por una reforma y que estábamos discutiendo los tonos marrones veteados de la sala; que pasara en otro momento. Me saqué de quicio en arameo. Al girar observé que en el medio del pasillo algo se interponía entre el resto del espacio y yo: el maldito bicho se había instalado como si se tratara de su cálido y húmedo hábitat. Tomé una bata azul, abrí la puerta y corrí escaleras abajo gritando. Javier, el encargado, salió al cruce en planta baja. Me vio toda peluda, transpirada, con los pelos marrones chorreados, de guantes de plásticos y una ojota. Se asustó y pegó un grito. Los dos gritábamos mientras alguien se asomaba desesperado por la puerta principal: era Juan Martin Anchorena, el millonario bombón y viudo del 3º C que nunca me saludó ni en el ascensor. Y yo con esta facha; me sentí una cucaracha despreciada y pisoteada. No podían contenerme, mientras gritaba: -¡Es enorme, está en mi baño, no quiere salir, no sé por donde entró! - Subimos en un suspiro al noveno, abrí la puerta y les dije: -¡mátenla, reviéntenla por favor! - Pero la deleznable cucaracha rinoceronte no estaba a la vista. Seguro que había encontrado un hueco oscuro donde refugiarse y estaría ocupada saboreando un terrón de azúcar. El viudo millonario me miró como si estuviera en presencia de una escena de “El exorcista” y el portero me dijo que tratara de no escandalizar al edificio por una pavada semejante. Cerré la puerta y me tiré en la cama. Miré mis manos de guantes manchados, me dolió la dureza del pelo en la almohada, me vi marrón, cretácica y maloliente, pero sobre todo me sentí una perfecta cucaracha tropical de paseo por el verano de Buenos Aires. Sonó el maldito celular de mi novio millonario de Nordelta. Estaba impresentable y no lo pensé. Le dije que me sentía cansada, depresiva y distante. Y dormí varias horas. Soñé que una cucaracha macho y millonaria estacionaba frente a mi edificio y tocaba el timbre del noveno. Amé sentirme cascaruda. Me desperté sobresaltada y al bajar de la cama sentí que aplastaba con mi pie izquierdo algo enorme, crujiente y cascarudo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Itva Ramírez CuccaraccioIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-42693584868864768002011-06-21T18:32:00.009-03:002011-06-21T19:58:59.287-03:00Abrazo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWplHKmb4DzKtEaAVZKWJHQiW-9uKMngGHLNeFMNYj8lT-ul1NJkat9GzJ2s-he7rGp0UUHQLPwfz9ZFGsvsyrkFsqiLVTSR78Fn4uShATf4l6VtQ55Vz3Y8iCNHpAfCdJpVJHv_ooyq4U/s1600/ojo.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 144px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWplHKmb4DzKtEaAVZKWJHQiW-9uKMngGHLNeFMNYj8lT-ul1NJkat9GzJ2s-he7rGp0UUHQLPwfz9ZFGsvsyrkFsqiLVTSR78Fn4uShATf4l6VtQ55Vz3Y8iCNHpAfCdJpVJHv_ooyq4U/s200/ojo.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5620791498778497074" /></a><br />Abrazo<br /><br />Los miro desde arriba. No reconozco las distancias. Sé lo que les pasa, lo que piensan, y hasta por qué suspiran. Me introduzco en sus murmuraciones, en sus miradas, en sus cuerpos. Siento como laten las venas cargadas. Me aproximo a sus corazones. Entro y salgo de ellos. Un torrente de líquido rojo me inunda y me arrastra. Puedo adivinar sus pensamientos - ¿pero qué digo? - puedo pensar lo que piensan, dirigirlos, crear sus relaciones, hacerlos hablar en un idioma neutro. Ahora se besan mirándose a los ojos. Ellos no me ven. Estoy ahí, entreverado, como si fuera un dios o un Director de cine. O un padre – madre que todo lo abarca. <br />Veo una niña que está sentada sobre las piernas de ella. Es perfecta, clara, celeste y movediza. Puedo manejar la vida de sus padres, pero ella me es extraña. Ella es propia, se pertenece, no deja que la ayude. Ahora siento que soy uno de sus padres. No sé cual, uno de ellos o ambos. La niña me mira y yo volteo la mirada; me observa y me incomoda. No sé darle respuestas. No tengo experiencia con los niños. La niña abre sus ojos enormes, mira hacia arriba, me descubre, me señala y sonríe. Atrapó mi mirada, entonces escapé. Siempre escapo de mis sueños, sobre todo cuando no me abrazan por las noches.<br /><br />Iván Ramírez Abracero<br /><br />Hug<br /><br />I see them from the above. I do not recognize the distances. I know what happened to them, what they think, and even for their sigh. I introduce myself into their murmurs, their looks, their bodies. I feel how the loaded veins beat. I approach their hearts. I get in and out of them. I am flooded and dragged by a red stream. I can guess their thoughts. What am I saying?, I can think what they think, controll them, build their relationships, make them speak in a neutral language. Now they kiss each other looking into their eyes. They do not see me. I'm there, entangled as if I were a god or Director of cinema. Or a father - mother that everything includes it.<br /> I see a girl sitting on her mother´s lap. She is perfect, clear, light blue and restless. I can control her parents´ lives, but she is stranger to me. She is own, she is belongs only to herself. Now I feel I am one of her parents. I do not know which one of them or both. She stares at me and I turn my gaze; she observes me and it makes me feel unconfortble. I do not know how to give her answers. I have no experience with children. She opens her enormous eyes, looking up, she discovers me, points at me and smiles. She caught my eyes, so I escaped. I always escape from my dreams, especially when no one hugs me in the night.<br /><br />Iván Ramírez HuggerIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-46320433380139771692010-12-23T12:56:00.001-03:002010-12-23T12:58:45.167-03:002 0 1 1<br />Parece mentira que siempre exista un texto para fin de año. Como hay un árbol, un regalo, un gordo de navidad, una botella en el freezzer o simplemente un sueño. Claro, también hay lo otro: un techo que falta, una mirada triste, un pan duro y una mano extendida para una moneda. Pero bueno, también nos estamos acomodando mejor, hay más libertad y hay más ofertas de plasmas y LCD en el supermercado. Sin embargo debo recordar al que me robó los electrodomésticos en septiembre y al que se apropió de mi notebook, los cheques, los anteojos y mis documentos en diciembre. No nos olvidemos del que se fue y los que quedamos; la que tiene carterita de Miami y la que la tiene de la Salada; el derecho y el torcido; el que corta la calle por un trabajo y el que quiere atravesarla para ir a trabajar; el que se casa con otro y la que se casa con otra; el diario de impacto mediático y el que dispara compromiso político, el del voto positivo y el del voto no positivo; el que parcela un parque y el que lo defiende a cascotazos; la que ve todo apocalíptico y la que no ve el apocalipsis, el que devolvió U$S 50.000 y el que lo recompensó con $30; el que mira “Bailando por un sueño” y el que muere por la ficción; los incluidos y los excluidos de siempre, el que es influido por la sociedad y el que es pisoteado por un grupo, el que genera ídolos y el que genera ideas, el que tiene familia tradicional y el que la tiene ensamblada. Somos de todo en un mismo paquete con moño colorado incluido. Amo a mi país, porque somos siempre tan cosmopolitas, excéntricos, multifacéticos, diversos, dialécticos, dueños de la verdad relativa, doctos en saberes varios, buenos vecinos latinos y tan defensores de la quintita propia que nada nos sacará esa huella primera de identificación. A todos les digo, pero fundamentalmente a vos: Mirame, me han sacado lo material, hasta la plancha marca Atma con vaporizador; pero todavía no lograron sacarme la felicidad. La escondí en un rincón de una aurícula, al lado del tabique interventricular que divide mi corazón izquierdo del derecho, muy cerca de donde pasan los impulsos eléctricos y no creo que alguien se anime a buscarla ahí. Para este año que comienza, deseo que todos busquen el mejor lugar para ser felices por siempre. ¡ ¡ ¡ F E L I C I D A D E S ! ! !Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-54167942906701592692010-08-10T20:37:00.004-03:002010-08-10T20:47:21.599-03:00Invisible<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiX06m3rL3WP9HwyT6m91ibfDr1OIV4UzeDbgJKpH3DlHQAwF68Vr4FCGhNQ9mn0QasNiWpcsQlstPEar6gnFQPDS6kQ6yXZB1EIvkMSGexwtPmGB6X314QvMsrF51X6OAYHLXZ7w3mPUkl/s1600/homeless.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 151px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiX06m3rL3WP9HwyT6m91ibfDr1OIV4UzeDbgJKpH3DlHQAwF68Vr4FCGhNQ9mn0QasNiWpcsQlstPEar6gnFQPDS6kQ6yXZB1EIvkMSGexwtPmGB6X314QvMsrF51X6OAYHLXZ7w3mPUkl/s200/homeless.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5503931941027671474" /></a><br />Mesa de luz, colchón, pared, ventana y una cruz colgada al frente de mi cama. A veces sueño con esa imagen en mi vereda, a veces la pienso cuando apoyo mi cabeza en la almohada de un refugio porteño. Él tiene un plato lleno, tele, agua fresca, un código, un momento y una noche para mí. Entonces apago los ojos y encierro mi libertad en los barrotes de esa casa prestada.<br />Por las mañanas vuelvo a la ciudad, al exterior que es mi interior; sin muros que contengan mi vida dibujada en un graffiti. A las siete de la mañana desconecto la máquina y camino sin ser visto por las miradas del resto. Ahora mi habitación es Buenos Aires. El techo es azul cuando está el sol y las paredes son oscuras con estrellas por las noches.<br />Expulsado, desterrado, sin límites, ni tiempos rápidos. Se borró mi historia, mis amigos, mis objetos y todos los cariños. Tengo fragmentos de palabras, de sobrevida y de familia. Miro al horizonte y veo una línea sin barrio, sin tierra y sin ventanas. Extiendo mi mano y atrapo una comida, una moneda o un cigarrillo empezado.<br />Quiero despertar y echar candado a mi puerta. Pero no uso llaves, ni tarjetas, ni cuentas, ni deudas, ni timbres, Sin embargo son mías todas las puertas de calle, las escalinatas más grandes, los escalones, los cordones de cemento y las lajas rayadas de las veredas. Y también los parques, los rincones, los huecos y los monumentos. Un banco de plaza es mi monoambiente o un galpón abierto de chapas oxidadas es el loft que me cobija el sueño. El paisaje es mío cuando abro los ojos y es lo único que tengo. Rompí con todos los vínculos, con mi ser, con el lenguaje aprendido y el sujeto. Con la lámpara eléctrica, el horario, la moda, la higiene, la costumbre, la fantasía. Y todas esas porquerías de los grupos sociales. No me importa ser pobre, ex empleado, jubilado, marginal, desclasado o emergente social. A veces me siento de la Alta suciedad.<br />Odio las leyes de convivencia, las normas y las reglas. Amo estar ajeno, extraño y externo. Soy ciencia de conflicto entre individuos y sociedades. Soy un fenómeno de estudio de Psicólogos Sociales. Soy cascote del espacio urbano, infiltrado, indómito y contaminado. Soy el sin techo, el mutante, el linyera, el vagabundo, el ciruja. <br />Nadie me mira a los ojos. Sólo cuando me esquivan no me siento invisible.Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-58262726820400262762010-01-19T15:39:00.004-03:002010-02-18T16:59:22.814-03:00La Virgen Desnuda<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCVieMi8ec2Qoa5eibuXMpC8RWAKYs_w_as1LIkDqdHnwAwcWgZDj55gPrW48MewH3nUbdX9NJ3cBTHq8N4NzykpNnePHTzfJk8PdvC7_bJs3Vx_Ih0SIrR-C9xG47Gz7dShAAluW8Kv-Q/s1600-h/viabar_botanico%5B1%5D.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 45px; height: 81px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCVieMi8ec2Qoa5eibuXMpC8RWAKYs_w_as1LIkDqdHnwAwcWgZDj55gPrW48MewH3nUbdX9NJ3cBTHq8N4NzykpNnePHTzfJk8PdvC7_bJs3Vx_Ih0SIrR-C9xG47Gz7dShAAluW8Kv-Q/s200/viabar_botanico%5B1%5D.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5439675517662792786" /></a><br />La virgen desnuda<br /><br />Su habitación estaba prolija, blanca y despojada. Las sábanas apenas intervenidas con unas líneas icónicas. Ventana interna, poca luz y un enorme placard empotrado en una pared. Era imposible no verla en ese marco. Estaba allí, como respaldo de esa cama recién planchada. No tenía mirada, pero siempre supe que estaba bajo el abrigo de esos pétalos rojizos de finales de otoño. Estática, cubierta con hojas de ginkgo. Parecía recién pintada en el muro y a la vez dormida desde hacía mucho tiempo. Una doncella inmaculada, casi inexplorada en sus formas, pero cubierta y encapotada de sonrisas. Casi como ocultando su imagen, sus tiempos y todo lo que ha visto. <br />Nuestras ropas quedaron desarmadas sobre una silla y las sábanas perdieron todas las líneas. Quedé eclipsado por sus esferas de grises indefinidos. Se extravió el manejo de mis manos y mi boca se precipitó en su boca. Fuimos por un tiempo un maremoto visto desde el satélite X33. Un helicoide que pierde sus curvas y las recompone en su infinito alter ego. Fuimos una sumatoria de inconciencias, un lago de magmas calientes, una púa hincada en el surco de un disco que dispara músicas de otrora. Se escucharon voces fuertes, gritos internos y placeres saciados como para despertar al letargo de la Virgen cobijada. Pero nadie despertó, excepto nuestros cuerpos. Lo cóncavo se acomodó en lo convexo. No quedaron huecos ni salientes sin tocarse. Acaracolados, desvestidos de sábanas, flotantes, táctiles, combustibles y vulnerables.<br />Nunca sentimos el frío de verano que se coló por el ventanal. El sueño era de naranjas y rojos, pero la epidermis se bañaba en sudores gélidos de tintas azulinas. <br />Nunca sentimos unas manos tibias inmediatas, que nos rodearon, nos taparon y protegieron de la temperatura.<br />Despertamos tarde. Sus ojos eran celestes con vetas doradas. Los míos eran verdes mezclados con castaño. Reflejaban el entorno. Nos costó desenredarnos de la hojarasca. Las sábanas no estaban. Nos cubría una manta de hojas de ginkgo y la Virgen estaba prolija, blanca y despojada.<br /><br />Iván Ramírez Sinhojas<br /><br />The Naked Virgin <br />His bedroom was tidy, white and deserted. The sheets were hardly crossed with iconic lines. An interior window, not much light and a huge fitted wardrove on one of the walls. It was impossible not to see her in this frame. There she was, lying as the back of the bed which seemed to have been recently ironed. She did not have a glance but I always knew that she was protected by those reddish petals from the last days of autumn. Static, covered by gingko leaves. She looked as if she was just painted on the wall and at the same time asleep for a long time. An immaculate maiden, almost with unexplored shapes but overcast and covered with smiles. As if she was hiding her image, her times and everything that she has seen. <br />Our clothes were left untidy on a chair and the sheets lost all their lines. I was eclipsed by his undefined grey spheres. My hands lost their behaviour and my mouth rushed into his mouth. For a while we were like a seaquake seen from satellite X33. A spiral that looses its curves and that is recomposed in its boundless alter ego. We were an addition of unconsciousness, a lake of hot magma, a needle plunged in the groove of a record that brings back music from other times. Loud voices were heard, inner yells and satiated pleasures so as to wake up the shelterd Virgin. But nobody woke up except our bodies. The concave adapted to the convex. There were no gaps or prominences left untouched. Cuddled like snails with no sheets covering us, floating, tactile, combustion and vulnerable.<br />We never felt the summer chill that sneaked through the window. The dream was orange and red but the skin was covered with an icy bluish sweat. We never felt these immediate warm hands that surrounded us, covering us and protecting us from the temperature.<br />We woke up late. His eyes were blue with golden seams. Mine were green mixed with chestnut. They reflected the setting. It was hard for us to untangle from the fallen leaves. The sheets were no longer there. We were covered by a blanket of ginkgo leaves and the Virgin was tidy, white and divested.<br />Itvan Ramírez withoutleaves<br />Translated by Daniel ZambaniniIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-52498962468794907662009-12-28T19:34:00.001-03:002009-12-28T19:36:50.485-03:0020092009 <br /><br /> <br /><br /><br />Me contaron que hay muchas miradas sobre nuestro país, tantas como cantidad de argentinos y foráneos globalizados. Algunas son sólo expresiones de deseo, otras prejuicios, mientras la verdad absoluta se escapa por entre los barrotes de una jaula. <br /><br />En enero, leí que cuatro de cada 10 habitantes de los “sin techo”, eran menores de 10 años. Ahora todos tienen sus casas propias. <br /><br />Febrero vino con la noticia de que el dengue puso en alerta al norte argentino, pero estábamos preparados y pudimos vencerlo. <br /><br />Llegó marzo con un paro por 48 horas iniciado por los docentes. La paradoja es que ninguno dejó de dar clases a los niños. <br /><br />En abril la delincuencia aumentó; la legítima defensa, también. Pero duró poco, ambas fueron dominadas por políticas de estado y conciencia social. <br /><br />Mayo: el gobierno recibió a las cuatro entidades ruralistas para analizar el sistema de comercialización de granos. En menos de una hora se pusieron de acuerdo. <br /><br />Tras las elecciones, en junio, el gobierno y la oposición realizaron diversas autocríticas. Ambos reflexionaron sobre los errores y pactaron acciones conjuntas. <br /><br />En julio, descubrimos que “Josecito" era un chico de la calle, atravesado por el abandono, la marginación y la adicción a las drogas. En 17 meses fue arrestado 43 veces por asaltos, hurtos, arrebatos callejeros y peleas. Hoy, arrepentido, estudia y trabaja para forjar su futuro. <br /><br />Agosto: se supo que no hubo 30 mil desaparecidos, sólo 8 mil. Sencillamente no hubo, aquello no existió, todo fue un mal entendido de las partes. <br /><br />Setiembre se presentó con la adulteración de medicamentos. En realidad, se trataba de etiquetas mal pegadas. Los responsables donaron todas sus ganancias. <br /><br />En octubre,"una de las figuras más importantes en la historia de la música argentina y latinoamericana, quiso partir. “Duerme Negrito", "María va" y “Como un pájaro libre" no lo permitieron. <br /><br />Acaba de irse noviembre. Un piquetero tomó un comercio reclamando por despidos en el establecimiento. Inmediatamente pidió disculpas y siguió con su trabajo. <br /><br />Diciembre: En la grabación se escuchó muy clara la interferencia, donde el texto fue contundente "te queremos Cris", haciendo referencia de forma totalmente apreciativa a la investidura presidencial. <br /><br />No es mentira, todo lo anterior sucedió. Al menos como deseo inconciente de muchos argentinos. Para otros está teñido de subjetividad, de textos armados y referentes infundados. <br /><br />La navidad no es igual para todos: la del pobre y la del rico, la del católico y el agnóstico, la del exitoso y el desafortunado, el ilustrado y el inculto, el indómito y el dócil. Todos los sentimientos confluyen en ese día y se generaliza un momento único. <br /><br />En estos tiempos se hacen pedidos a un señor que tiene barba blanca y trineo americano. Quizá él también forme parte de una gran ilusión que se pierde en la niñez. Quizá lo necesitamos como excusa para taponar todo aquello que no se consigue. O quizá debería ser sólo un mito cultural y ya sea tiempo de poner nuestras manos para levantar al país. Liberemos al pájaro carpintero que nos taladra el cráneo con la queja eterna. <br /><br />Que el 2010 nos encuentre separados del engaño y unidos en la lucha para ser una Argentina mejor. Es mi deseo para el año del bicentenario. <br /><br /> <br /><br />Iván Ramírez Orcajo y Jorge DeguiIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-72108420860689058072009-10-31T15:09:00.001-03:002009-10-31T15:18:25.075-03:00Regreso<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEham_-gd11xnW-5_WHe0AtgcYSEm15eJ7fRaFHIkcNIOyCoKNUwm3sZU0eWM0V3mUhfHQhHl3unB7NO2GEJXImy-kLu6oC7a2AHhdk4RA4VIuv1oAmKE2AFlB7gowHPHDXyL2Z7DFVhPNJq/s1600-h/vaca.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 165px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEham_-gd11xnW-5_WHe0AtgcYSEm15eJ7fRaFHIkcNIOyCoKNUwm3sZU0eWM0V3mUhfHQhHl3unB7NO2GEJXImy-kLu6oC7a2AHhdk4RA4VIuv1oAmKE2AFlB7gowHPHDXyL2Z7DFVhPNJq/s200/vaca.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5398828126181549714" /></a><br /><br />Regreso <br /><br /> No sé como llegué ahí. El aire tenía ese aroma a pampa húmeda que una lluvia repentina le imprime a la tierra seca. De pronto estaba parado al lado de la tranquera semiabierta. El paisaje era conocido, sobretodo por esos árboles alineados al borde del camino. El rodado de camiones había taladrado la tierra. Huella y pozo se confundían. Obvié todo rastro humano y avancé a campo traviesa hacia la derecha. La inercia y un impulso impreciso me conducían hacia adelante. Pasto, pasto, bosta de vaca, caminito angosto. Nada me impedía seguir su rumbo. Senda de vaca diseñada sin criterio matemático. Demasiadas curvas innecesarias. Imaginé innumerables animales descerebrados corriendo sin sentido, unos detrás del otro. Sus pisadas generaron el curioso camino serpenteante. Otra bosta. Una vaca sentada y otra corriendo desbrujulada. Albinas con manchas oscuras. Bosta, bosta. Un camino de mierda. Me detuve y descubrí casi a diez metros una casa de porte cuadrado con un patio perimetral resueltamente abandonada. Desandé la huella. Techo de tejas desportillado y roído por el moho. Pequeñas columnas de fuste liso todavía sostenían el estilo conservador. La naturaleza vertía por los poros. Cubría a modo de protección los movimientos de los muros, los vidrios partidos, los nidos abandonados. Dos árboles silvestres brotaban desde las baldosas rotas. Al crecer sus ramas, a trompada limpia agujerearon la techumbre. ¡Qué casa tan particular, tan parecida a la casa de mi infancia! Una de las puertas estaba abierta. Curiosidad, torpeza, causa, quietud, regresión. Al traspasar el dintel de la entrada me transporté a algún lado. Ya no estaba perdido, había llegado al lugar que estuve buscando durante años. Había colchones apilados y objetos sin valor al lado de un derruido placard. Me invadió la sensación de propiedad privada, pero otra vez la curiosidad pudo más. Seguí husmeando alrededor. Una escalera helicoide de tamaño reducido me llamaba a través del guiño de un ojo de buey. Ya desde el primer escalón sentí la misma asfixia que me produjo el descenso por la escalinata de la gran pirámide. Había algo allá que me atraía. Con la espalda y las manos en alto bajé hacia lo incierto. Una luz tenue manchaba los rincones. Salí lleno de telarañas. El cuarto era pequeño, pero estaba atestado de muebles y objetos. En un rincón, cuatro sillas Luis XV ancladas entre sí, restos de un sillón Chesterfield, y una mesita chipendale partida al medio. Muy cerca una bicicleta roja sin llantas, y una vitrina negra con barrotes japoneses. En su interior, un tanque de guerra a pilas, mi perro Pluto amarillento y una vieja revista de Patoruzú de oro. Insólita imagen, resguardada casi prolijamente por alguien que no le alcanzó el tiempo para llevarse estas reliquias. Pero era imposible sacarlas de ahí, excepto rompiendo los muros. De pronto sentí que me pertenecían y que estaba en el centro de la pirámide. Tenía que sacarlas de ahí, encontrar el camino. Unos fuertes chillidos se hicieron presentes, casi insoportables. De pronto alrededor mío sobrevolaban cientos de murciélagos que sacudieron el polvo del ambiente. Escapé por una puerta tan diminuta que casi quedo trabado en el intento. Daba a una encrucijada. Ahora había dos puertas semiabiertas. Opté por la menos engañosa. Estaba muy oscuro. Tantee las paredes rugosas, parecía un conducto por la estrechez. Caminé unos tres metros, noté que el techo descendía. Tropecé con una chimenea enorme. Una grieta dejaba escapar unos rayos de sol. Tal vez si caminaba en cuatro patas podía salir del encierro. Ya no podía retroceder. El túnel me permitía transitarlo lentamente. Un roedor muerto. Toqué con mis manos el estiércol de las lauchas. Apoyé mis codos para evadir un nido de pajarracos. Me deslicé casi reptando. Una tapa en el piso. Muy pesada, pero la abrí igual. Primero pasó mi cabeza, no veía nada. Pasó todo mi cuerpo. Me faltó el aire. La salida debía estar cerca. La tapa se cerró. Una pierna quedó atrapada en un gancho olvidado en lo que parecía ser el hueco que queda en la antigua armazón de un piso de madera. Mis hombros ya no pasaban. Sólo un codo me trasladaba. Necesitaba ayuda. ¡Por favor, ayúdenme! Me ahogo. No sé cómo salir de aquí. Tengo siete años y tengo miedo. Escucho el grito de mamá : Cuidado con la estampida, corré. Y de pronto miles de patas me pasaron por encima . Pisotearon mi vida. Quedé tirado cerca de una gran bosta de vaca. Ahora duermo un tiempo largo. <br /><br />De pronto veo un agujero final al que no puedo llegar, pero llego. Lo atravieso, respiro hondo. Pasto, bosta, cemento, baldosa, camino principal. Mi bicicleta, Pluto, el tanque y la revista. He vuelto simplemente. He vuelto a recordar. <br /><br /> <br /><br />Iván Ramírez VacanarvajoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-34489165941572881722009-10-13T12:00:00.002-03:002009-10-13T12:08:11.920-03:0011 de octubre11 de octubre <br /><br /> Y los hombres se invistieron de humanos, hicieron dos rayas y descubrieron el símbolo. Representaron todo el entorno y casi sin sentirlo, la naturaleza comenzó a transformarse. Perdió sus cuevas, el curso de los ríos, los árboles, la forma de sus cumbres y el color de sus nubes. Dos mil quinientas guerras han sido escritas con sangre de millones de caucásicos, amarillos y negros, sólo para conquistarla. Redistribució n de bienes que pasaron de mano en mano, de cultura en cultura. ¿Eso es parte de la naturaleza humana? ¿En tal caso, la ética, la actitud revolucionaria y la libertad no lo son? La libertad es la concentración de riqueza de unas minorías. La libertad entonces, es abrir una puerta y encontrar miles hasta llegar a la última con un cielo prometido. Porque sin cielo no hay paraíso, sin agua no hay carabelas, sin Rodrigo de Triana no hay grito de tierra, sin guerra no hay botín, sin América no hay conquista, sin conquista no hay historia y sin ésta no existimos. Pero hubo la traza que escribió lo acontecido, hubo deseo de poder, sabor de imperios, sangre de reyes, fiebre de oros, y hubo el día después. El día que cambiaría el mapa de políticas, filosofías y creencias de Europa y el mundo de Mayas, Incas y Aztecas. Se amplió la geografía y se redujo la identidad. Eran tiempos en que se retractaba Galilei y la tierra seguía siendo plana y el sol le revoloteaba. Fue el encuentro del salvajismo americano con el salvajismo europeo y ganó el más fuerte. O el más salvaje. ¡Qué mala suerte! <br /><br />Aún hoy los imperios imponen su civilización a civilizaciones estancas. Con soberbia, con idioma, con dinero, con las armas, con el miedo. Las estrujan, las endeudan, las vacían. Siguen siendo cavernícolas sueltos, marcando territorios con sus garrotes hambrientos. Nada ha cambiado. <br /><br />El mundo no nos pertenece. Seguramente la naturaleza que matamos abrirá sus ríos puros. Y sus verdes matas cubrirán nuestras cruces cuando ya no estemos. Entonces la tierra, sin festejos de conquistas y desde la lejanía de nuestros cielos e infiernos, imitará a La Gioconda con esa sonrisa apenas sugerida.Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-17425761012609118792009-08-20T17:33:00.006-03:002009-08-20T21:03:03.774-03:00Cariceca<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUKYdxvIPl_AvXVqAvWgUKXrYTHFwsUiehnHqFYjLI845NVP7vCJbRfXbDYajZ1tdejKcgRbo4DaDXrRhp2dP7P9_kRUhdTspXJX8lYooLu6GhWZXqQz2fUE6U0CLuD19jBz-D1Swj3ybG/s1600-h/DEWD.png"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 125px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUKYdxvIPl_AvXVqAvWgUKXrYTHFwsUiehnHqFYjLI845NVP7vCJbRfXbDYajZ1tdejKcgRbo4DaDXrRhp2dP7P9_kRUhdTspXJX8lYooLu6GhWZXqQz2fUE6U0CLuD19jBz-D1Swj3ybG/s200/DEWD.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5372161952105850770" /></a><br /><strong>Cariceca </strong> <br /><br />Miáspera <br />Hoscallada y plenituna <br />Canseca de emociones turbantes <br />Matriarcasta de luquernas <br />De corniz repuntante <br />Cólica y estórnida <br />Cara de partuca superstar <br />Mascarón ceméntico de milojos <br />Con ventanas <br />Agujenas <br />Y cielorrengos filosos <br />Miras por torres encimantes <br />Por corrientes encallao <br />Sin restrepo <br />Sin apeto <br />Porque sí <br />Porque es feriado <br /> <br />Desde el riolata se te ve <br />Mansa<br />Tierca<br />Postraca <br />Lucifera y semizeus <br />Estás ceca <br />Sujeta <br />Apecetada <br />Y beorra <br /> <br />Sos la más puteca <br />La más reálica <br />La más cara <br />Máscara puercátrola <br />Carátula silenteja <br />Antifáztica profarsa <br /> <br />Te llamaría Regístrata <br />O Eugemonia <br />O flordemoto <br />Pero sos Insensata <br />Falsa santa <br />Sandramarta <br /> <br />Mostrame tu mendiga <br />Tus cunetas <br />Tus dandrajos <br />Tus górgolos <br />Tus corpiños inmensantes <br />Y tus miedos néuricos <br /> <br />No flash <br />No film<br />Ni esplendopompa <br />Ni fastuoseno <br /> <br />Miro tu geográfica tansingente <br />El archipolvo de tu noche <br />Quiero besos lenguaversos <br />Y pasearte en trochimoche <br /> <br />Soy dársena <br />Costillón <br />Costilla <br />Sos tantilínea <br />Cariceca <br />Y Buenos AiresIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-31427417122518200192009-08-19T17:06:00.004-03:002009-08-19T17:20:40.044-03:00Ventanas<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhORL6CiJpo7qs7lzlzsNq5sthnmdN77E_FamPXWqgxHXtIRQDYHbz2w9k4U2oOFl8sEjUK5z-IPV9gyIadvqQRk03vM_tHzzEESwqVOodyFD3ArsQTG6EYdvgZVV171W4vB7NMiAtLxCoW/s1600-h/Rosario+004.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 94px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhORL6CiJpo7qs7lzlzsNq5sthnmdN77E_FamPXWqgxHXtIRQDYHbz2w9k4U2oOFl8sEjUK5z-IPV9gyIadvqQRk03vM_tHzzEESwqVOodyFD3ArsQTG6EYdvgZVV171W4vB7NMiAtLxCoW/s200/Rosario+004.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5371772234093738130" /></a><br />Imaginate que abro una ventana. Una ventana no convencional. Una ventana no ajustada a la definición. Que no está en un muro, ni tapa un agujero para dar luz y ventilar un espacio. ¿Qué abro entonces si no es eso? Quizá sólo abro una palabra, como entelequia de una representación. Abro lo que me dijeron que es una ventana. Abro la mirada interior para ver con claridad un mundo fantástico. Abro de par en par la ventana al mar, la indiscreta, la emergente y la secreta. Busco en las ventanas de la web, la virtual y la bow window. Giro la manija de la ventana balcón, recompongo la ventana rota y me saco la curiosidad por la secreta. <br />Me detengo en la luz del ojo de buey y digo: “Quizás abra todas esas ventanas de códigos compartidos y nunca pueda abrir la propia”. Es por eso que escribo. Porque necesito un pequeño plus. Que no me limite, que no me cierre, que haga que mi vuelo sea más alto. <br />A veces, cuando estoy acompañado, me siento solo; entonces exagero mi suspiro. Me sorprendo hablando en voz alta, imagino un personaje, lo dibujo, le subo colores, le armo situaciones, lo pongo en aprietos, me meto en él, lo sufro, río, lagrimeo y desato mi propia furia. Puteo, grito, vuelvo al escritorio, me pongo las pantuflas, me calmo, apoyo mi culo a la silla y entonces escribo esa emoción: la que viven otros con algo mío. Levanto la vista, y leo en voz alta. Si hay poesía, giro a mi izquierda y disparo una mirada eterna a través de mi ventana de aluminio. <br />Iván Ramírez VentanoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-65844207341568894562009-07-28T16:08:00.001-03:002009-07-28T16:11:24.211-03:00La deseadaLa deseada <br /> <br />La deseaba con una cabellera larga y roja, con las pestañas como olas encrespadas y con unas piernas tan largas como dos obeliscos sosteniendo a Buenos Aires. De ojos grandes, acaramelados de marrón glasé, que caminan solitarios por la General Paz con sus pupilas encandiladas. A veces sentía sus cercanías, sus contornos, sus aromas sabrosos y la piel tersa como vegetales del trópico. Criticada por moralistas que aman la selva virgen tanto como a las mujeres de naturaleza templada. La veía encendida de profundos infiernos y atormentada de nubes oscuras. Arrastrando sus sombras delgadas por los puentes enredados de Liniers. Las botas negras le exaltaban su línea para resistir una sonrisa alba en la madrugada. Nada la detenía, caminaba inextinguible en línea recta. Por la calle principal, por Rivadavia; nunca pisaba los trechos secundarios. El humo del marlboro desdibujaba sus pasos, borraba su presencia y sofocaba su voz ronca. Sin jefes, ni maridos, ni amantes, ni prejuicios. Ni ley: era una renegada de la obediencia formal, de la moda y las costumbres. Las sedas ceñían su cintura como cintas de embalar. No había otra ropa. <br />No hay aún hoy. No hay nada, no está, no existe. Pero sus tacos pisotean mi mente. Son un fuerte tic tac de un reloj antiguo que me despierta en la noche. Unos labios morados se despintan en mi boca y mi espalda grita de placeres arañados. No puedo abrir mis ojos, o no quiero hacerlo. Entonces soy guerra y tregua, soy puro y contaminado, soy Alá y Satán, soy hombre y niño, soy pavo real y simbólico, soy espíritu y materia, soy y no soy. <br />Me siento belicoso, vulnerable, semental, inculto, inmoral y contradictorio. Entonces abro los ojos y la deseo con su cabellera rojiza. La deseo pero no la alcanzo. Nunca la alcanzo. Eso me calma. <br /> <br />Iván Ramírez RojizoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-75943019613741071352009-07-28T15:48:00.005-03:002009-08-12T00:10:39.796-03:00BroncasBroncas<br /><br />Me da bronca que insistan<br />Cuando ya lo decidí<br />Me enoja la risa en la cara<br />Cuando hay distancia<br />Me molesta que no me devuelvan el libro<br />Que se lo presten a otro<br />Que le quiebren las hojas<br />Que lo subrayen en amarillo<br />Odio estar por debajo de la norma<br />Por debajo del peso<br />Del sueldo<br />De la mesa<br />De tus ropas<br />Detesto no llegar a fin de mes<br />No llegar a horario<br />No llegar a viejo<br />Ni a Carlos Paz<br />Ni al punto G<br />Odio que te limpien el parabrisas<br />Que te limpien el estómago<br />Que te limpien el historial<br />Que te limpien el veraz<br />Y el virus de la PC<br />No soporto la voz del cura<br />De la grabación telefónica<br />Del relator de turf<br />Ni la del pueblo<br />Ni siquiera mi voz interior<br />Odio reclamar por el DNI<br />Por la paternidad<br />Por los alimentos<br />Por Internet<br />Por escrito<br />Y por las dudas<br />Me exaspera que te abran la puerta del taxi<br />Que te abran los chakras<br />Que te abran la mente<br />Que te abran la cerradura<br />Y el correo electrónico<br />Odio el impuesto al cheque<br />A las ganancias<br />Al sellado<br />A la transferencia<br />Y al valor agregado<br />Me fastidia cuando no sos fácil<br />Cuando no es tu culpa<br />Cuando no es gran cosa<br />Cuando es rutina<br />Y cuando corre sangre<br />Odio que te pidan un pañal<br />Que te pidan el Cuit<br />La partida de nacimiento<br />La mano<br />El libre deuda<br />Y un aumento de sueldo<br />No me banco que me llamen viejita<br />Fierita<br />Men<br />Gordito<br />Troesma<br />Jefe<br />Campión<br />Caballero<br />Pero lo que más bronca me da<br />Es no animarme a putearte en la cara<br />A escupirte mis angustias<br />A salpicarte con mis desgracias<br />Y a confesarte quien soy<br /><br />Iván Ramírez del BroncoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-74366881943922570372009-07-07T18:25:00.005-03:002009-07-07T18:41:26.589-03:00Fragmentado<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwqdOyboGcOHPnXPjbjhXyr8wcJqJKs_l5682VwemrbPs1aTMzJUJFqfC8Gw1j52ojzadyxZwab2n2abZDAuYGMcd__5DWkAtTNvEmPvevgOuS9ituXZ1Lplx-99kIye8YVCiFqFu8ksGH/s1600-h/alas2.png"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 181px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwqdOyboGcOHPnXPjbjhXyr8wcJqJKs_l5682VwemrbPs1aTMzJUJFqfC8Gw1j52ojzadyxZwab2n2abZDAuYGMcd__5DWkAtTNvEmPvevgOuS9ituXZ1Lplx-99kIye8YVCiFqFu8ksGH/s200/alas2.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355836558461763586" /></a><br /><br />Se despertó por la mañana, tal vez porque notó que un aire fresco corría en la sala. Todo era blanco, la sala, la cama, las sábanas, la luz. Era la primera vez que se despertaba después del accidente. No había nadie a su alrededor y no se escuchaba ningún sonido. Pensó que estaba muerto, que éste sería el hall de entrada del purgatorio. Que tendría que esperar. Pasaron dos días en su cabeza y no sentía hambre. Era lógico, los muertos no comen. Estaba cansado de esperar y fue así que empezó a gritar, pero no pudo. En eso sintió que le picaba la nariz pero no podía rascarse. Sentía sus manos pero no podía moverlas. Intentó mirarse al costado y vio horrorizado que le faltaba el brazo izquierdo. Y luego el derecho. Echó un grito desgarrador. Un sudor frío se le mezcló con lágrimas. Quiso darse vuelta y no pudo. Pensó que en el viaje de lo terrenal al mundo de las tinieblas se debe ingresar sin brazos. Pero ¿por qué? ¿Acaso se los reemplazarían con alas? Bueno, quizá sea eso, pensó. Se imaginó con unas enormes alas blancas difíciles de manejar y que surcaría las nubles como Icaro. Se sintió volar y se durmió. Soñó con ángeles petrificados en los mausoleos de Recoleta, con miradas aéreas y no lo sorprendió el idioma de los pájaros. Un aleteo muy fuerte lo despertó. Una paloma albina en la ventana. Sobresaltado, intentó sentarse, pero no pudo. Sus piernas no respondían, estaban como muertas. Una idea terrible se le cruzó por la cabeza. Miró despacio por encima de su panza. La recorrió como un grumete descubriendo tierras nuevas. Pero no había tierra. No había nada, ni sus piernas. El aullido fue tan fuerte que no tuvo sonido. Sólo escuchó un dolor que impactó debajo del esternón. Su agonía era extrema y todo seguía blanco y sin voces. Su cabeza se aterró en preguntas: ¿qué me pasó? ¿Me seguirán sacando partes? Estaré en el infierno ¿Le pegarán mis partes a otros? ¿Y mi sexo, me sacaron el sexo? Es por eso que no hago pis. Hizo una pausa y comenzó a verificar qué le quedaba. Asumió la pérdida de sus extremidades. La panza no era panza, era bulto de sábana. Sin costillas, sin formas, sin poder tocarse. No podía verse la cabeza o lo que quedaba de ella. Sólo supo que tenía voz interna. Sí, sólo una voz desesperada esperando que la atiendan en la eternidad blanquecina de otros mundos. Sorpresivamente apareció un señor. Quizá era Dios, con un asistente; ambos vestidos de blanco. Traían un recipiente mediano con líquido. <br />Dios dijo: desconectalo <br />Entonces Gabriel sintió que se ahogaba.<br /><br />Iván Ramírez AladoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-33104694040933645602009-07-07T18:03:00.004-03:002009-07-07T18:19:07.320-03:00Pétalos<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbUUmZ_sYkgQWA2qsSghzOa5c_2XPjL65_RtSVwNHlBI9U1k4zsQAI-GiUKzFp25wFv9LTT0LdofSzWtugraYn-BrlwJSnZZt-Ch-vv22ud8TVNf7G0GWcQFrJZV7i-1yRq6XYbz6Oax-C/s1600-h/lagartija.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 150px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbUUmZ_sYkgQWA2qsSghzOa5c_2XPjL65_RtSVwNHlBI9U1k4zsQAI-GiUKzFp25wFv9LTT0LdofSzWtugraYn-BrlwJSnZZt-Ch-vv22ud8TVNf7G0GWcQFrJZV7i-1yRq6XYbz6Oax-C/s200/lagartija.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355828683267136114" /></a><br /><br /><br />Apelamos a otra fe<br />Sentados en la dura carne de la roca<br />La mirada fija en los cristales curvos<br />Que alteran<br />Que turban<br />Que mienten<br />En el patio de atrás<br />Cegados por el sol de las fiebres<br />Por los amores húmedos del invierno<br />Por corazones tan pequeños<br />Que ni miman <br />Ni sienten<br />Ni temen<br />Pero aturden con sus cajas resonantes<br />De renglones sin palabras<br />De cartas que no reciben<br />De verbos sin sonidos en la tinta<br />Sólo hendiduras de lenguajes perdidos<br />Ocultando lagartijas en sus grietas<br />Y dragones de fuegos extintos<br />Todos reclaman sus pieles<br />Tienen la sed del cactus de las piedras<br />Hay pétalos rojos que riegan el desierto<br />¿O son pájaros que mudan sus crestas?<br />Quizá huellas delgadas de células muertas<br />No hay vida<br />Ni amores<br />Ni vientos<br />Quiero música de opereta<br />Y que me cubras<br />Con tu mano de anillos de hojalata<br /><br /><br />Iván Ramírez de la CrestaIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-73147105647349495552009-07-07T15:22:00.001-03:002009-07-07T15:32:25.554-03:00Después<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu05Y1y_QFvGSSAgiqthKfl3jJ7p-WL7NU-BXSRiiPlF6q5mgI1RMg3dRebIYNzkkGQj8J0GCCOluzOFRbJA6oSb6MdGOgRJ4gEO1-f9PpuQW5s4Xz-FemyWFpe__qmtcz82sXCkj0dek1/s1600-h/TORRE_CAMPANARIO%5B1%5D.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 125px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu05Y1y_QFvGSSAgiqthKfl3jJ7p-WL7NU-BXSRiiPlF6q5mgI1RMg3dRebIYNzkkGQj8J0GCCOluzOFRbJA6oSb6MdGOgRJ4gEO1-f9PpuQW5s4Xz-FemyWFpe__qmtcz82sXCkj0dek1/s200/TORRE_CAMPANARIO%5B1%5D.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355787853359130034" /></a><br />Después<br /><br /> Después avanza a través del humo que se hace cada vez más denso. Después calma su sed a la orilla de un pantano y se embarra todo el cuerpo. Desea que su mirada, cuyos ojos de piedras, ciegos pero brillantes, sean faros extraños. Dos lumbres que le anticipen el camino. Se recuesta con ese pensamiento enroscado y acomoda su cuerpo a la superficie del suelo. Después se duerme, después sueña con ella. La ve frágil y tibia. Quiere tomarla pero sus movimientos se lo impiden. Quiere arrastrarla pero sus ropas están sueltas. Se sorprende hablándole en voz alta a un capitán de Fragata. Se oye como disculpándose de lo que iba a hacer: -Le arranqué la túnica, aunque por lo fina que era apenas suponía estorbo- entonces le surgió otra imagen. Cuando estaba en el barco, cuando cocinaba para todos ellos y el Capitán le dijo: - A mi esposa le gusta el pollo bien cosido, pero necesita que esté tibio en el plato -. Dicho esto, se separaron, yéndose cada cual a sus obligaciones; el capitán tenía mucho que hacer con los preparativos de la cena. Era la fiesta de aniversario. Él lucía la típica chaquetilla de oficial y ella una túnica translúcida, sin broches, sin nada. Nada se veía y todo estaba allí. Lo que era y lo que no era. Ella se quedó callada. Temblaron sus pechos y se cayó la túnica. El la apretó bien fuerte y ella escapó deseada. Después despertó. A su alrededor un lodo cercano y una mujer lejana. Pero sus ojos ahora tienen brillo; puede ver todo en la noche oscura. Se notó seguro después del sueño. Se sintió sin culpas y gritó hacia adentro: - ¡Quiero asegurar el éxito de mi causa!-. Arrastró su mugre hasta llegar a la habitación. Se miró al espejo y proyectó su imagen. Se bañó muy lento acariciando el cuerpo. Eligió ropa limpia, volvió al espejo y tomó el camino de la iglesia. El proceso interior lo acompañó expectante. Ella se levantaba con el alba, para no faltar a misa. Se encontraron debajo de la última campanada. Ella no tenía ropas, la cubría una niebla densa. La tomó en sus manos y la llevó hacia arriba. El campanario estaba vacío de tañidos y visitas. Cobijó el engaño y su recinto se notó caldeado. El la apretó bien fuerte y ella lo rechazó deseada. Entonces la cuchilla se clavó en su vientre y la escalera se tiñó de sangre. Lo encontraron desnudo, boca arriba a la orilla del pantano con los ojos abiertos. Se dijo que tenía mucho brillo su mirada muerta. Pero eso fue después. <br /><br />Iván Kafkínez SartreroIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-65013813192370072412009-06-21T15:51:00.004-03:002009-07-09T02:51:41.146-03:00Grito interior<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUo_ECG43pB52z-hW9dB69eA3Uh5SUhOsmjdOE_1Lhgfm7VnbNtrQZLThGIOMud71ogMQDeIEMsBetkwgXEuHZ3hEAAsTzTQeo1hso4gCJpfi6W58nAtiR-JkVLztiRQgqMG-FjQDlLuOP/s1600-h/el_miedo%5B1%5D.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 143px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUo_ECG43pB52z-hW9dB69eA3Uh5SUhOsmjdOE_1Lhgfm7VnbNtrQZLThGIOMud71ogMQDeIEMsBetkwgXEuHZ3hEAAsTzTQeo1hso4gCJpfi6W58nAtiR-JkVLztiRQgqMG-FjQDlLuOP/s200/el_miedo%5B1%5D.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5349857485100826322" /></a><br /><br /><br />La primera vez que escuchó el grito le pareció seco y desgarrado. Ahora lo escucha todo el tiempo. Al levantarse, al llegar al baño, durante las comidas y en las madrugadas con neblina. El grito se acomodó a su oído, se ancló en sus retorcidas formas y se instaló en sus huecos. Desde allí le contó de la ceguera del pozo que lo contiene y del rebote de sus propios ecos. El alarido atravesó la profundidad inconsciente de Clara. Una amistad oscura entre sueños y verdades se despertó entre ellos. Una amistad tan visceral como las voces encerradas en los bordes internos de un cajón.. Como el adentro de Clara, blando y susceptible, enrejado en la sinrazón. Exilado de lo humano, del pensar, de la sangre, de lo alegre. Ahora estaba en el cielorraso, en la hamaca del patio, en el dintel de la puerta principal, en la sombra de las cosas y en el aleteo de una abeja extraviada. <br /><br />Absorbida por la altura del balcón del piso 49 comenzó un diálogo insoportable con el grito que la habitaba. Sus ojos se clavaron en las luces aéreas de la ciudad y su rabia le hablaba a él: al grito. <br /><br />Ya no te escucho. Ahora huelo tu carne fétida y hasta siento la pavura de tu ciénaga tragándome. Nunca te encuentro, pero estás. ¿Cómo es tu agujero? ¿Cómo son tus bordes, tus superficies? Me obsesiona buscarte. Encontrarme con tu ira y la boca que la emite. Pero no tolero el horror a enfrentarte. Quiero asistir a tu fusilamiento antes que al mío. Sos una mano negra de guantes blancos que roba mi cordura. He perdido mis amores mientras tapo mis oídos. Ya siento los cuervos picoteándome los ojos. <br /><br />Sus manos temblaban en la altura. El rostro pálido y las piernas evanescentes flotaron por un momento. El cuerpo se transformó en baranda y la locura la empujó al abismo. Una mano fuerte la sostuvo. La transportó en el aire y la condujo silente. Clara se quedó sin aire, se quedó sin grito y se quedó sin miedo. <br /><br /><br />Iván Ramírez GriteroIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-4804234765857885712009-05-12T15:22:00.002-03:002009-05-12T15:24:16.863-03:00Caperucita V<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd5aD6bTf_Jb3Rlf75_xFceNhXtFa4Ru_HbQzJaOaRXej8wCb51Qtm3aErEa6iKCCl5j8m01yA-VJS4TI3ErFSfKut6wG-wyH-HgFJjW8GTpLzgE1C5a5AU5fyfDUI8XhgZnb0RF4a69Ti/s1600-h/CaperucitaV.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 186px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjd5aD6bTf_Jb3Rlf75_xFceNhXtFa4Ru_HbQzJaOaRXej8wCb51Qtm3aErEa6iKCCl5j8m01yA-VJS4TI3ErFSfKut6wG-wyH-HgFJjW8GTpLzgE1C5a5AU5fyfDUI8XhgZnb0RF4a69Ti/s200/CaperucitaV.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5335004868556255634" /></a><br />El Feroz lobo ya se había comido a la abuelita y había contestado casi todas las inoportunas preguntas de Caperucita. Cuando ésta preguntó por sus grandes dientes, el lobo se la comió con canasta incluida. Con ambas en su panza, se tiró en la cama, exhausto. La niña y la abuela se reconocieron en la oscuridad estomacal del perverso animal. Juntas idearon un plan. Mientras una encendía un fósforo, la otra buscaba la tráquea como salida. Iban dejando migas de pastelitos para no perderse en el interior. Mientras una le tapaba la laringe, la otra le desinflaba los pulmones. Luego, muy entusiasmadas, les enredaron el intestino grueso con el delgado y les mezclaron las venas con las arterias. Le arrancaron un riñón, una parte del hígado, el duodeno y los tiraron por el tubo digestivo. Le ablandaron el corazón a cachetadas. Pero como el lobo no reaccionaba, se treparon por las vértebras dorsales, llegaron a las occipitales y entraron al cerebro. Instaladas ahí, lo reprogramaron. Cambiaron su conducta feroz por una inofensiva. El lobo se despertó en medio de vómitos, casi ahogado y con fiebre. Provisto de una bondad sin límites, abrió su propia panza y rescató a la anciana con su nieta. Se cuenta que ahora, el lobo es tan bueno que escribe salmos, ayuda a los pobres y asiste a los enfermos del bosque. La abuela y Caperucita, animadas por la experiencia, se convirtieron en comerciantes de todo tipo de órganos.Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-21057519191729268042009-05-12T14:46:00.004-03:002009-05-12T14:52:19.204-03:00Caperucita IV<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVBi_BkM8EiHT_-8xennpQUhrl-Zg1CvYuHovicdZc4ubmr7k1EyvOSP2NkwkTOCdeI3fFfzDg3xuiK03zCBFzduCwKsltb8tY_89FIBIoVHrAphtAe4_G3I2HrI08q2c7D4Q-UpDhPCBf/s1600-h/CAPERUCITAII.png"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 199px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVBi_BkM8EiHT_-8xennpQUhrl-Zg1CvYuHovicdZc4ubmr7k1EyvOSP2NkwkTOCdeI3fFfzDg3xuiK03zCBFzduCwKsltb8tY_89FIBIoVHrAphtAe4_G3I2HrI08q2c7D4Q-UpDhPCBf/s200/CAPERUCITAII.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5334996485297758642" /></a><br /><br /><br /><br />Ella tenía una capucha roja y su flequillo derramado en la frente. Atravesaba el camino de los paraísos en la sucia plaza Once. La lengua de los Stones se asomaba desde su mochila negra. Cruzó en Rojo la Avenida y c ompró pan lactal. Al llegar a la esquina, la saludaron unas amigas con llamativos chupines. El edificio sin portero ni ascensor, la recibió en un hall descascarado. Desconectó el walkman cuando estaba frente al 3º B. La puerta estaba entreabierta. Sintió sus piernas atadas a botas de cemento. El lugar olía a cebollas en aceite. Estaba el desorden que antecede al espanto. Papeles de diario por el piso y los muebles corridos de lugar. Con calma teatral, abrió la puerta de la habitación y lanzó un grito mudo, interno, de esos que raspan la garganta. Sentado en la cama, un hombre desalineado, de grandes patillas y barbudo estaba mirando fijo a la pantalla de televisión. Aterrada, preguntó por su abuela. Él dejó en una mesita un plato con huesos sin pellejos. Acercó su tez oscura y con las grandes mandíbulas le dijo en voz grave: <br />-¡Está en el placard! <br />La capucha roja no se inmutó y ella recuperó el conocimiento de a poco. Primero reconoció la habitación rosa viejo. Luego pudo divisar a un graffitero pelilargo, que con un pomo de aerosol, garabateaba un bosque sobre la pared rasqueteada. Le llamó la atención los colores vivos del muro. Aparecía una vieja encerrada entre unas letras enormes, pincelada en el interior de un placard. Sacó su celular del bolsillo, le tomó una foto y la subió al sitio web. La tituló “Mi abuela y yo”. En los comentarios de sus amigos favoritos se lee: <br />- Aguante la vieja….t kiero <br />- Besshos a la abue J <br />- Que grossssa <br />- Ola! Nah tipo qe x ak la paso <br />- Linda, wuwm espero qe ests + q bien <br />- Ok, la passssooo………… <br />- Qe collage, genia! <br /><br />Iván Nimiress Qpaso <br /><br /><strong></strong>Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-13041965035461027762009-05-12T13:55:00.004-03:002009-05-12T14:15:17.641-03:00Caperucita III<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEX5fPEjLW1ZeXjZ5GSLvErlp5spzpckybxUilYemekhbGZwj0Ub5SM2gty61K3QtF9_W8LNfHg3OFxgwZY93cu1FeKGuGx0TTV1inlsMVb0BAolzeS1vHRrU-RLWQ0Zrqt8nBmENEViCq/s1600-h/Caperucita.png"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 178px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEX5fPEjLW1ZeXjZ5GSLvErlp5spzpckybxUilYemekhbGZwj0Ub5SM2gty61K3QtF9_W8LNfHg3OFxgwZY93cu1FeKGuGx0TTV1inlsMVb0BAolzeS1vHRrU-RLWQ0Zrqt8nBmENEViCq/s200/Caperucita.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5334987177158053234" /></a><br /><br /><br />- ¿A dónde vas, Caperucita?- le preguntó el lobo con su voz ronca. <br /><br />- No voy, vengo <br /><br />- Pero vas a alguna parte <br /><br />- Vengo de alguna parte <br /><br />- ¿Viste a tu abuelita? <br /><br />- No, no la he visto <br /><br />- Ah, yo sí. Estuve con ella hace un rato <br /><br />- ¡Mirá que suerte! ¿Y cómo está? <br /><br />- Ah, pues está muy rica <br /><br />- No sabía que tenía tanto dinero <br /><br />- Quiero decir, que está sabrosa <br /><br />- ¿Acaso te la haz comido? <br /><br />- Sí, la tengo en mi panza <br /><br />- ¡Pero qué suerte! <br /><br />- ¿Acaso no te preocupa? <br /><br />- No, porque debe estar calentita <br /><br />- Sí, pero debe tener hambre <br /><br />- Si me esperas, le prepararé sus pastelillos preferidos. <br /><br />- Esperaré sentado en la raíz del cerezo. <br /><br />- De ninguna manera, me ayudarás a hacerlos <br /><br />- Pero yo no tengo idea, ni siquiera sé hacer el repulgue. <br /><br />- Te enseñaré lobillo. Vamos a mi casita. <br /><br />- No puedo caminar, tu abuelita me pesa mucho. <br /><br />- ¿Ves ese humo detrás de las matas? Bueno, es la chimenea de mi cocina. Puedo preparar los pastelitos más ricos del bosque. <br /><br />- Siendo así, no me queda más remedio. Pero adelántate, por favor <br /><br />- De acuerdo. En el camino te encontrarás con unas moras silvestres, uvas verdes y duraznos chinos. Hazte un ramillete de ellos. Ah, también verás un ombú, córtate unas hojas. Te espero lobillo- y se alejó rápidamente. <br /><br />- A ver a ver si recuerdo la receta: 2 huevos de ñandú, 2 tazas de trigo tamizado, mantequilla derretida, sal y 3 tazas de leche de cabra. Amasar y listo. <br /><br />Para el relleno utilizó dulce de coliflor y hongos negros. Agregó azúcar caliente para el buen aroma. Cuando el lobo llegó con el encargo, ya estaba casi todo listo. Sólo sumó los aditivos al relleno y les dio un golpe de horno. Los sacó a punto, apenas doraditos y humeantes. La glotonería del lobo lo llevó a tragarse la docena de un solo bocado. <br /><br />- ¡Hummm, qué ricos! Tu abuelita estará contenta - dijo pícaramente. <br /><br />- Sí saltará de contenta. <br /><br />El lobo no dejó ni las migas y cayó redondo al piso. De pronto, se volvió morado de ajíes silvestres, verde de cicuta y amarillo de pimientos chinos. Los ojos se les salieron de sus órbitas y una tormenta se le desató en su panza. La abuela dormida, se despertó entre truenos y centellas. Con el efecto de las hojillas de ombú, su estómago terminó de explotar y desperdigó por todos lados ardillas, castores, cervatillos y otros animalitos del bosque. Por último, salió la abuelita sana y salva. Del lobo sólo quedó su cuero peludo.<br /><br />-¿Adónde vas Caperucita?- le preguntó la abuela con voz ronca. <br /><br />-Me pone de muy mal humor que me pregunten adónde voy.<br /><br />Iván Humores del BosqueIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-5522884303419334042009-05-10T16:32:00.002-03:002009-05-10T16:44:04.078-03:00CaperucitaII<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyhteFeGK_s75RAqkY3Sve4Ohnl9j7uktEDfnILq5Mds84_Yytz33VVktk9IvcJ83U0Y1PiimfAy85JyKIP8hdWv8rwXKVZnHsiZbGH2BFZ6C7M7YIenTu5jLWOxSOUE-4R6slQpv5dzQv/s1600-h/caperucitaIII.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 278px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyhteFeGK_s75RAqkY3Sve4Ohnl9j7uktEDfnILq5Mds84_Yytz33VVktk9IvcJ83U0Y1PiimfAy85JyKIP8hdWv8rwXKVZnHsiZbGH2BFZ6C7M7YIenTu5jLWOxSOUE-4R6slQpv5dzQv/s320/caperucitaIII.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5334283022071455026" /></a><br />- ¿Pero qué ojos tan grandes tienes? ¿Y qué manos? ¿Yqué boca? Me gustas. Ven querido, ven a mí. Mírame, párteme la boca y tómame entre tus manos-. Se lo dijo directo, sin pausa y provocativa. El lobo Feroz detuvo su paso y en una voz tenue y cascada dijo: <br />- no lo tome a mal mi señora, pero sólo quiero esas enaguas, el vestido a cuadros, las medias de encaje y esos zapatitos de charol gris. Hace días que la observo desde las enredaderas. <br />La señora se encerró en el vestidor mientras le alcanzaba las prendas. <br />-¿La bombacha y los anteojos también? <br />-¡Por supuesto, mi señora!- le respondió el lobo. <br />Rápidamente, Feroz se abrochó el gran corpiño, las medias y los zapatos. Abrió la cómoda de la vieja y garabateó su trompa con un pintalabios. Se encastró una peluca cenicienta y mal pegó unas pestañas en su frente. De reojo miró por el gran espejo provenzal y se sintió una loba. El timbre lo sorprendió en pleno cambio de imagen. Era Caperucita que llegaba del bosque. A medio vestir se tiró a la cama, aflautó su voz y la hizo pasar. <br />- ¡Abuelita, cómo haz cambiado en estos días!- dijo la niña. <br />-No sé cómo decírtelo mi pequeña, pero hay alguien en el vestidor<br />Caperucita salió por la puerta a los gritos pidiendo ayuda por el monte de abedules. Un cazador solitario que pasaba por ahí se presentó de inmediato con un tremendo trabuco cargado, intimidando con su gran aspecto. De una patada tiró abajo la puerta del vestidor y dijo con voz grave: <br />-¡Quien esté ahí, que salga con las manos arriba! <br />La regordeta abuela, que había perdido el rumbo sin sus anteojos, levantó sus manos y su cuerpo sin ropas cayó en brazos del cazador solitario. El amor los había sorprendido a primera vista. El lobo aprovechó la confusión y huyó entre las enredaderas. Todavía quedan algunas partes de los encajes enganchados a las ramas.Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-19047374633477780272009-05-08T18:07:00.002-03:002009-05-08T18:44:59.637-03:00Caperucita I<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc-Njsp-uEf9_HrGxyDkMyx_8XRpL5yCR6T4dqLlt2Atp8VstPuoQt6SVesOF3NofFnkUJdF_m6BR5-bbS5TKUDBmbEls3753W1CzgDeybA9GR03QCi3IS3c71Ane0zUIprtUtf37KjPc9/s1600-h/Caperucita.png"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 226px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc-Njsp-uEf9_HrGxyDkMyx_8XRpL5yCR6T4dqLlt2Atp8VstPuoQt6SVesOF3NofFnkUJdF_m6BR5-bbS5TKUDBmbEls3753W1CzgDeybA9GR03QCi3IS3c71Ane0zUIprtUtf37KjPc9/s320/Caperucita.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5333563127432912514" /></a><br />Capita planchada, cesta de mimbre y pastelitos calientes. Se le notaba un rictus de bella ingenuidad. Olía a malvones de invierno. Tierna y suave, transitaba por los meandros del bosquecillo de robles. Nada parecía interrumpir los rayos del sol que se colaban entre follajes amarillos y la hojarasca. Detrás de un viejo naranjo silvestre estaba él.<br />-¡Buen día Caperucita! – dijo el lobo.<br />-¡Buen día respondió ella secamente!- Caminaron juntos hasta el descampado de frutillas, cerca del arroyito. Ella dejó su canasta en el césped y se subió al borde de una piedra. El lobo le desabrochó la caperuza, le sacó el vestido y los zapatitos rojos. Ella se bañó desnuda en el agua clara, bajo la mirada atenta de su acompañante.<br />-¿Venís al agua? dijo ella. -Sí, claro- le respondió él, mientras se bajaba el cierre del disfraz. Caminó desnudo hacia el arroyo. El disparo lo sorprendió con los pies en el agua y en la orilla floreció el carmín. A Caperucita se le notaba un rictus de bella inocencia, mientras una voz áspera, animal y feroz le decía al oído:<br />-El plan sigue igual, mi querida- desdibujándose por un camino angosto y levantando polvareda con esa gran cola peluda.Ivan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-75031039493923414822009-04-30T03:03:00.001-03:002009-04-30T03:06:11.154-03:00La Pepona y el Modelo A<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgne6sXoHCfJYl3NADfVhrA35QzAgAYPSKq3tnUbukiyjRhaxrhisMmDJR-4Yf__gY_IKfYNXcvTLlIremHJOLVrQElsBdYTZyYM-cRhRjl4q9w8GLLHEYMQk4k150nVjw7Yju-CPCX1CI/s1600-h/Pepona+y+A.png"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 214px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgne6sXoHCfJYl3NADfVhrA35QzAgAYPSKq3tnUbukiyjRhaxrhisMmDJR-4Yf__gY_IKfYNXcvTLlIremHJOLVrQElsBdYTZyYM-cRhRjl4q9w8GLLHEYMQk4k150nVjw7Yju-CPCX1CI/s320/Pepona+y+A.png" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5330361467322411586" /></a><br />Recuerdo cuando reemplacé al modelo “T”. Era poderoso, tenía bajo costo y un diseño particular. Ser modelo “A” me trajo suerte. Siempre fui amado y coleccionable a pesar de ese perfil de araña pollito con dos puertas. <br />Vivo entre polvos y telarañas. Estoy a oscuras en este galpón de chapas desde hace años. No siento mi ruido, no corre combustible por mis venas y ya ni recuerdo mi última salida. El óxido ha desgranado mi pintura. Mi querido escalón, ese que se estira y envuelve a la rueda, se ha desclavado. Tengo la impresión de que el mundo ha cambiado. <br />Unas niñas vinieron y abrieron mis puertas. Tocaron todos mis espacios, sacaron dos tornillos, me rayaron el panel de vidrio, desenroscaron la tapa de mi nariz y me patearon las llantas. Casi me sentí vivo con sus caricias. Me dejaron una puerta abierta al marcharse. Una de ellas al cerrar el portón doble me gritó: - ¡estás viejo y feo! - me sentí carcamán y cascajo. Aún con mis faroles húmedos, pude ver unos harapos que se olvidaron en el asiento trasero. Es curioso, desde que el señor se fue nadie más me pasó el trapo. <br />-¡Estás muy sucio!- me dijo el trapo con cara de pepona. Casi me infarto. Me temblaron las llantas. Miré asombrado por el espejo. -¿Cuánto tiempo llevás acá?- dijo mirándome con los ojos enormes como botones. Era un rejunte de trapos variopintos y dos trenzas que le caían asimétricas. Hablamos hasta entrada la madrugada. Le conté de mis proezas, de la bobina, del pedal de arranque, el radiador, la caja de fuerza y de la importancia de llamarme “A”. Su carita trapera me observaba impávida. Detesto el monólogo, pero no paraba de hablar. Acelerado como en mis mejores tiempos: 56 Km. por hora, todo un récord. <br />-¿Cómo está el mundo afuera?- le pregunté. Acomodó sus mechones, estiró sus patas largas de tela roja y dijo con voz fuerte: Hoy todo es más rápido, liviano, moderno, industrial y capitalista. Nada se elige. Ni las palabras comunes que creemos nuestras. Nadie se detiene ni para amar; y besar a veces es sólo un trámite. Teléfonos manuales, dinero de plástico, aparatos en el cielo que nos observan y máquinas visuales que revolucionan la comunicación. Todos se mueren por consumir y se enferman. Por eso las respeto tanto a “ellas”, a las artesanas que me construyeron. Soy única. Sus manos están manejadas por inciertas ternuras, con esos movimientos reiterados, como una plegaria, como una petición sagrada. Generan fuentes de energía, olvidan las prisas, el alboroto de las calles. Un tratamiento sencillo que calma los nervios. Les detiene la angustia, lo que extrañan, lo que no asumen. Entonces la rutina cotidiana de lo liviano, moderno, industrial y capitalista, pasa más rápido. “Ellas”, un día cualquiera, se dan cuenta que ya están curadas. Entonces regalan todas sus muñecas. Pero las niñas prefieren las barbies seriadas que se tarjetean en el merchandising de un Shopping. Y las de trapo quedamos abandonadas en el asiento de atrás de un auto polvoriento. No te enojes, pero el polvo nos cubrirá a ambos. <br />La busqué en la oscuridad sin decir nada. Sentí mi motor intacto. La tomé de sus telas y besé sus labios de tafeta. <br /> <br />Iván A. Ramírez TraperoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6540487159827191663.post-29999472365437980182009-04-28T14:22:00.004-03:002009-04-28T14:39:07.820-03:00Estática<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOs-y2YbhF5oAxNf7fjdnDCxcFq5BJONROealR-MZS20lidfNob88YmTDl2Qu78IraopJnObIsxD2B5h4Xz2n8WZvNLbi-R-coLnZbC9XOyPYF8X7Za8Qg2LCN_Zsn3Cx250tOsT1ACGor/s1600-h/P4280347.JPG"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 198px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgOs-y2YbhF5oAxNf7fjdnDCxcFq5BJONROealR-MZS20lidfNob88YmTDl2Qu78IraopJnObIsxD2B5h4Xz2n8WZvNLbi-R-coLnZbC9XOyPYF8X7Za8Qg2LCN_Zsn3Cx250tOsT1ACGor/s320/P4280347.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5329795921600981458" /></a><br />No tengo idea por qué, pero amo a los iguánidos. Puede ser por la forma en letra "s" que tiene su cuerpo, por la capacidad de manejarse en medio de la selva o por esa pose petrificada que muestra al aparecer por una hendija. Colecciono iguanas de todo tipo y función (iguana sacacorchos, aprietapapeles, rompenueces, tapas de cuadernos y murales varios). Esta en particular la encontré revolviendo entre chucherías, pero para mí es un objeto de arte. Está hecha a mano sobre una chapa oxidada. A veces, a media luz en su apariencia estática, parece que cobra vida.<br /><br />Iguán Ramírez YguanoIvan Ramírez Orcajohttp://www.blogger.com/profile/12920200392851838038noreply@blogger.com0